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Una sonrisa que no olvidaremos: María Elsy Sandoval Sandoval

Despedimos con profundo dolor a María Elsy Sandoval Sandoval, docente y egresada de la U. Central, y le rendimos un sentido homenaje a su memoria.

La comunidad unicentralista recuerda a la profesora María Elsy por su gran sonrisa y alegría, por eso, queremos compartir este video donde ella expresó, en 2016, un muy emotivo saludo en conmemoración a los 50 años de la Institución.

 

De igual manera, para recordar su vida y su paso por la Universidad Central, publicamos, a continuación, el texto de Felipe Laverde Salamanca, difundido en el Boletín de Egresados de 2016, en el  que podemos conocer más sobre su vida y los retos que enfrentó para convertirse en una excelente docente, compañera y amiga.

 

“María Elsy Sandoval Sandoval, una sonrisa a prueba de tormentas"

Maria Elsy Sandoval Sandoval

 

En su semblante no se encuentra otro sentimiento sino el de la alegría, en sus ojos no hay un atisbo de penurias y su hablar descomplicado, libre de cualquier vanidad, hace que la conversación sea la más encantadora.

Esta es la historia de nuestra egresada destacada de mayo y junio, María Elsy Sandoval Sandoval, la heredera de un linaje honroso, una mujer valiente, sencilla y hermosa.


Sus primeros años: la vida en Villa Paz y el Valle del Cauca

María Elsy nació en el corregimiento de Villa Paz, que pertenece al municipio de Jamundí en el Valle del Cauca. Una tierra de colombianos con herencia africana, que limita con el norte del departamento del Cauca.

Hija del matrimonio de doña Angelina Sandoval y don Hernán Sandoval. Es parte de una familia numerosa, en total 17 hijos, 14 del matrimonio y 3 por fuera de él.

Creció en la inocencia del campo, viviendo en una tierra donde todos conocen los nombres de todos, al lado de los ríos donde los niños jugaban y se bañaban, corriendo por los cafetales, recogiendo la fruta fresca y siendo la mejor compinche de sus vecinos.

Conversando como una lora y haciendo amigos por doquier, su padre cuenta que desde los siete meses aprendió a hablar y desde esa época no se ha callado, un rasgo clave de una digna comunicadora.

Laboriosa y emprendedora, desde muy joven, nuestra egresada le ayudaba a su mamá a trabajar en la plaza del corregimiento. “Nunca nos faltó nada”, afirma, pero era imposible no retribuirle un poco a esa mujer que lo daba todo por sus 14 hijos.

La meta de la señora Angelina, que también trabajaba como modista, era que todos sus hijos fueran al menos bachilleres y con tanto esfuerzo, alcanzó su objetivo.

Su primaria la cursó en dos escuelas del corregimiento: la escuela Santa Ana y la Camilo Torres. El bachillerato, en cambio, fue más difícil.

Madrugaba, no había otra opción. Se encontraba con sus compañeros en la plaza de Villa Paz y arrancaban un camino de 14 kilómetros a pie por trayecto. La peregrinación al día acumulaba 28 kilómetros de ida y vuelta.

Al sol y a la sombra, en tiempos de invierno donde la lluvia convertía las trochas en lodazales, no había zapato que durara, el alba la cogía caminando.

¿Había otra manifestación más clara de compromiso?, claro que no. Era el deseo de salir adelante, era el amor por su familia, su voluntad de no ser una más del montón, de ser una mujer diferente a todas las mujeres que había en Villa Paz.

Los niveles de deserción y analfabetismo eran absurdos. Ingresó a estudiar con sesenta personas al colegio Horacio Gómez Gallo y fue la única en graduarse.

El camino pedregoso e inclemente no lo toleraron sus 59 compañeros, ya la vida le daría su recompensa a nuestra egresada.

Terminó de estudiar su bachillerato a los 15 años de edad, en el Instituto Técnico Agrícola de Buga. Su mamá le ayudó a pagar una habitación porque María trabajaba en sus vacaciones para comprar sus uniformes y zapatos. Era un trato justo.

Su sueño siempre fue estudiar, por eso, al cabo de unos años, viajó a Cali y entró al Instituto Carrusel para estudiar Locución y Periodismo.

Hizo sus prácticas en una emisora, cobrando el dinero de la pauta, se recorría toda la capital del Valle de norte a sur. Se convirtió en una caleña más porque se aprendió la ciudad de memoria.

 

‘La Nevera’ le da la bienvenida, ¡al fin en Bogotá!

Maria Elsy Sandoval Sandoval

 

Después de un tiempo en Cali sin conseguir trabajo y al ver que no pudo ingresar a la Universidad del Valle, decidió viajar a Bogotá en 1991.

Su única familia era su hermana y una prima; más el sueño lejano de estudiar Comunicación Social y Periodismo. Afirma que “era una carrera para niñas bien y niñas bonitas”, pero nunca le importó ese prejuicio tonto, ese era su objetivo y lo iba a lograr a como diera lugar, contra viento y marea.

Llegó a vivir al barrio Belén, en el centro de la capital. Era un barrio “caliente”, peligroso, había muchas problemáticas sociales y su hermana era la fundadora de la colonia villapacense en ese lugar.

Los fines de semana lavaba los vasos de un prestigioso restaurante a donde asistían las celebridades del momento.

Así se mantuvo cuatro años, trabajando en restaurantes, hasta tener un buen dinero ahorrado y empezó a buscar su estrella, ignorando las adversidades que atravesaba.

En esa búsqueda, encontró la Universidad Central y se topó con la sorpresa que el costo de la matrícula era más elevado de lo esperado, para la época debía pagar 700 mil pesos. No le asustó la idea y se aventuró.

Era la opción ideal porque era de noche.

 

Su paso por la Central

El inicio fue de todo, menos sencillo. Cuando se disponía a iniciar su carrera, su hermana se devolvió para el Valle del Cauca y se quedó en Bogotá compartiendo apartamento con su prima. Allí empezó a trabajar en una empresa textilera.

Consciente de que su sueldo no le alcanzaba para pagar la matrícula, se presentó llevada por su sueño. Lo hizo sabiendo, también, que en su empresa no le daban permiso para estudiar, pero aun así, se empeñó en su idea de ser una Comunicadora Social y Periodista y culminó el primer semestre con mucho esfuerzo.

Tuvo que renunciar a la empresa de textiles porque su trabajo no se ajustaba con su horario y regresó a trabajar en la cocina, haciendo algo en lo que era muy buena.

Al cabo de un año volvió y retomó sus actividades académicas. Estaba en segundo semestre, a punta de créditos universitarios y bancarios, y con el apoyo de sus compañeros, sacó su objetivo adelante.

Trabajaba con entrega en el día y estudiaba en la noche. Madrugaba y trasnochaba a diario, tenía que soportar largas jornadas, no le importaba tener múltiples empleos, quería cumplir con su misión.

En muchas oportunidades se quedaba estudiando hasta que cerraban la Biblioteca Luis Ángel Arango que era donde pasaba sus jornadas de estudio.

“A grandes males, grandes remedios”, esa siempre ha sido su filosofía, porque ni las más duras dificultades han sido capaces de tumbarla. María Elsy, siempre le ha visto el lado bueno a las malas situaciones que ha enfrentado y su visión positiva la ha ayudado a sobrellevar cada reto en su vida.

Por cosas de la vida, varios de los profesores que le dieron clase se convirtieron en sus compañeros de trabajo, como por ejemplo el profesor Enrique Bautista que era muy exigente, su jefe en la actualidad, o la profesora Soraya Vega también.

A la Universidad Central le debe mucho, allí cosechó grandes amistades que, en muchas circunstancias, se convirtieron en sus ‘parceros’, con los que mantiene contacto en la actualidad.

Recuerda con humor que sus compañeros decían que ella era una ‘afro chiviada’ porque prefería otros planes antes de irse de rumba. Era de esperarse que estuviera cansada, después de las jornadas extenuantes que vivía.

Seguramente uno de los mejores regalos que le dejó la universidad fue su hija, ya que quedó embarazada cuando estaba en noveno semestre y cuando cursó el último semestre su pequeña nació. Sin duda, la bendición más grande de todas.

María Elsy se graduó y cumplió su sueño en el año 2006, después de tanto trabajo, disciplina y amor.

 

La trayectoria laboral

A lo largo de su paso por Buga, Cali y Bogotá, nuestra egresada desempeñó múltiples trabajos desde informales hasta formales. Todos fueron esenciales en la formación de su carácter y la transformaron en la gran mujer que es hoy en día.

Estando en Bogotá trabajó dos años en un restaurante llamado ‘Fulanitos’, allí fue ayudante de cocina, una labor honorable que la convirtió en una gran chef y la dotó de una sazón exquisita.

Luego de salir de la universidad, reflexionó sobre el papel de las mujeres afro en la academia y se dio cuenta que las posibilidades eran escasas, por eso pensó, desde un principio, en trabajar en el empoderamiento del género femenino que estaba en condiciones de vulnerabilidad.

De manera que la opción que ella buscaba se le apareció en el camino e ingresó a trabajar en la ‘Iniciativa de Mujeres Colombianas por la Paz’ (IMP), que para entonces era financiada por el Gobierno sueco.

Allí ayudó a las mujeres víctimas de desplazamiento forzado a causa de los paramilitares, contribuyó dictando talleres. Con esta organización tuvo la posibilidad de viajar y conocer la realidad del país y de aportar su granito de arena en la reparación de muchas personas afectadas.

Continuó su trayectoria profesional en CIASE, (Corporación de Investigación de Acción Social y Económica), y siguió trabajando la temática de la mujer a través de proyectos de desarrollo económico.

A los tres años de haberse graduado la llamaron de la Universidad Central y se reencontró con su alma máter. El reto de ahora, era hacer parte del equipo de Contexto, en donde lleva ya siete años.

Le ha dedicado su vida a esta dependencia y la defiende a capa y espada porque considera que es el único espacio interdisciplinar que tiene la universidad, muy importante en el proceso formativo y educativo de los futuros profesionales.

Su presente y sus metas

  • Acaba de terminar una Maestría en Estudios Culturales en la Universidad Javeriana.
  • Sabe que la Universidad Central ha tenido un crecimiento enorme por eso se esfuerza para que los jóvenes se empoderen y trabajen para construir un mejor país.
  • Piensa que la Universidad Central está trabajando para liderar y cree que crecerá aún más si los docentes, administrativos y estudiantes trabajan juntos.
  • Quiere realizar una investigación en su futuro doctorado relacionada con el tema del posconflicto.
  • Está realizando una investigación sobre la recuperación de la gastronomía ancestral en el sur del Valle y el norte del Cauca.
  • Como egresada
  • Cree que la Oficina de Egresados y Exalumnos es un gran espacio para quienes se fueron de la Universidad Central.
  • Considera que la Universidad debe valorar a los egresados que se marcharon porque representan la Institución.
  • Sabe que la Oficina es el cordón umbilical de los graduados con su al máter y la reconoce como el medio propicio para estar actualizados de la UC.

Mensajes

Maria Elsy Sandoval Sandoval

 

A los estudiantes:

“A mis estudiantes les digo que primero sean buenos seres humanos, porque si no lo son y no tienen don de gente, hagan lo que hagan, no se va a ver reflejado su esfuerzo. Lo primero que uno debe poner como persona es la calidad humana, la compasión, la piedad por los otros, pero también la honestidad.

Uno no puede pasar por la universidad sin pena ni gloria, creo que un estudiante dice mucho de lo que va a ser el profesional, y si usted es buen estudiante, es un estudiante no piloso pero dedicado, que le interese lo que tiene alrededor y la oportunidad que le ha dado la vida, saldrá a construir un buen país.

Ustedes van a ser los profesionales del posconflicto, y si su compromiso es solo salir ganar plata pues difícil, por eso hay que salir con un compromiso social porque la gente necesita de ese profesional, si usted sale con esa mentalidad, yo creo que le aportamos un poquito a la paz y a este país”.

 

A los egresados:

“Les digo que soy una colega más, que por aquí a la orden, y que también tenemos un compromiso, porque quienes estamos en la academia tenemos el deber de educar a las generaciones, y ese es un peso grandísimo, es decir, educar no es fácil, trabajar en la academia no es fácil, y el compromiso es: eduquemos a personas de bien, a personas con valores.

A los que no están en la academia pero que están en otros campos laborales, les digo que hagamos las cosas bien, por nosotros y por la universidad, porque nosotros somos la cara de la universidad por fuera, es decir, somos la representación de la universidad y eso nos compromete un poquito.

También debemos tener compromiso social con este país, creo que cualquier granito de arena que aportemos es importante, mucha gente dice: “eso no es mucho”, pero para mí sí es mucho porque cuando usted es tolerante en el Transmilenio , cuando usted no maltrata al vecino, al perro, cuando le da un asiento a una señora embarazada o un anciano, está aportando, eso es poquito pero dice mucho de usted”.


Luego de escuchar la historia de esta mujer de corazón imbatible, el agradecimiento es profundo, no solo con ella sino con la vida, por permitir que historias como la suya inspiren a nuevas generaciones a dar lo mejor que tienen.

Sin duda María Elsy Sandoval es la prueba reina de que ante la adversidad no hay mejor escudo que una buena sonrisa, porque las obstáculos del camino nunca le ganarán la partida a un espíritu inquebrantable”.

 

Coordinación de Comunicaciones
Bogotá, D. C., 29 de marzo de 2020
Imágenes: Departamento de Comunicación y Publicaciones y Twitter.
Última actualización: 2020-04-30 12:22