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Por una paz estable y duradera

Ante la incertidumbre que se vive en el país, Carlos Aparicio, secretario académico (e) de la UC, hace un llamado a la calma y la reflexión.

Carlos Aparicio, secretario académico

 

Los colombianos fuimos llamados a ejercer el derecho al voto y a exponer, mediante un plebiscito, nuestra conformidad o inconformidad con los acuerdos firmados entre el Gobierno y las Farc.

Los resultados, para sorpresa de muchos, dieron como vencedor al No por una mínima diferencia, lo que ha generado un ambiente de incertidumbre. Más allá de un apoyo a los acuerdos firmados en La Habana, noto que nos falta el análisis de una pregunta subyacente: ¿Qué pasa con la paz estable y duradera que se incluyó en el texto del voto en el plebiscito?

La relación de condición entre los acuerdos y la obtención de una paz estable y duradera en Colombia requiere más fortaleza que el avance actual, puesto que las Farc son solo uno de los grupos al margen de la ley. Sin embargo, sí es posible afirmar que el acuerdo representa un gran paso para garantizar una Colombia en paz para las futuras generaciones.

En visitas y actividades en zonas de conflicto, he acudido a varios encuentros con víctimas del conflicto armado, en especial con los niños y las niñas afectados; he escuchado sus historias y he visto las condiciones sociales en las que se encuentran. Desde esta fuente, es posible afirmar que la guerra no solo ha sumado un alto número de muertes y víctimas (cerca de ocho millones); también ha causado un grave retraso para el acceso a condiciones básicas de subsistencia y desarrollo, como alimentación, educación o salud.

La paz no es solo la ausencia de guerra. También implica la transformación social de un país que ha sido inequitativo con las poblaciones más vulnerables desde sus inicios, lo que, a lo largo de su historia, ha sido un caldo de cultivo para el surgimiento de nuevos grupos al margen de la ley.

Lo cierto es que, independientemente del voto que se haya depositado en las urnas el pasado 2 de octubre o de la entrega de un nobel de paz al país en representación del Presidente, todos debemos acceder a la paz y a los beneficios que ella trae. Tenemos una responsabilidad histórica con las víctimas del conflicto y debemos considerar esta como una gran oportunidad para que millones de personas puedan no solo evitar su muerte en una guerra sin sentido de colombianos contra colombianos, sino también acceder a nuevas oportunidades de desarrollo social.

Es cierto que las Farc no son el único grupo armado en Colombia. Existen otros más que deben integrarse en el propósito de lograr una real paz estable y duradera. Pero qué mejor ejemplo de paz que dialogar inmediatamente por el respeto a la diferencia y tener en cuenta el clamor de la población más afectada por el conflicto armado. En este momento de incertidumbre debe llegar la calma y la reflexión, porque la paz es necesaria, aún más cuando todo un país la anhela bajo el imperativo de ser estable y duradera.

 

Carlos Alfonso Aparicio Gómez
Secretario Académico (e)
Facultad de Ciencias Administrativas, Económicas y Contables
Bogotá, D.C., 24 de octubre de 2016
Imágenes: Dpto. de Comunicación y Publicaciones
Última actualización: 2019-03-26 16:05