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García Márquez, periodismo y academia

García Márquez, periodismo y academia

 

El profesor Jerónimo García Riaño reflexiona en torno a la figura de Gabriel García Márquez como periodista y la formación que reciben los jóvenes en este oficio.

Con la muerte de Gabriel García Márquez, surgen escritos de todo tipo, en elogio de su ya reconocida imagen como escritor –porque el premio nobel no lo hizo él, se lo ganó que es muy diferente- y su trabajo como periodista y reportero. Entonces pienso en los estudiantes del programa de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Central, particularmente en aquellos que se sientan una vez por semana a escucharme y a recibir contenidos sobre cómo formular, diseñar y comunicar a través de sitios web. Y pienso en Gabriel García Márquez y los estudiantes que, titulados, pretenden ser sus colegas.

Pero Gabriel García Márquez y la academia siempre estuvieron distanciados. Gabo no se formó en una universidad como periodista –de hecho renunció a ella cuando estudiaba derecho-, se formó como reportero de la mano de su maestro y amigo José Salgar, escribiendo artículos, crónicas y reportajes para el diario El Espectador. Y es esa experiencia la que le da razones para pensar que no es necesario pasar por un salón de clases para ejercer bien un oficio.

En su discurso, dado en 1996 ante la 52.a Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa, dijo sobre el ejercicio académico del periodismo: "La creación posterior de las escuelas de periodismo fue una reacción escolástica contra el hecho cumplido de que el oficio carecía de respaldo académico (...) Los muchachos que salen ilusionados de las academias, con la vida por delante, parecen desvinculados de la realidad y de sus problemas vitales, y prima un afán de protagonismo sobre la vocación y las aptitudes congénitas. Y en especial sobre las dos condiciones más importantes: la creatividad y la práctica".

Tal vez por eso creó la Fundación Nuevo Periodismo Latinoamericano –hoy Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano-. Es un espacio donde se desarrollan talleres que congregan a periodistas y alumnos alrededor de tazas de café; un espacio donde no se hacen exámenes ni evaluaciones finales ni se generan diplomas o certificados. Como él mismo lo dijo: "La vida se encargará de decidir quién sirve y quién no sirve".

La Fundación, a mi juicio, es la manera como Gabo nos demuestra que se puede formar en periodismo, pero alejados de los principios académicos y teóricos de una universidad. Se puede formar desde el empirismo y la tertulia, desde el ejercicio ético de escuchar y creer en la noticia que se quiere contar, desde la poesía de la experiencia.

Entonces me pregunto: ¿cuál es el ejercicio que realizan los estudiantes de comunicación social y periodismo que quieren dedicarse al oficio?, ¿qué tanto se acercan a la realidad para tratar de comprenderla y hacer de ella una noticia?, ¿dónde está nuestra responsabilidad como docentes para acercarlos a esa realidad?

García Márquez, el periodismo y la academia son una triada que nunca funcionó, pero que, precisamente por eso, nos permite pensar en que pueden existir otras maneras de formar periodistas de calidad, que piensen en la vida como una oportunidad para extraer de ella relatos de naufragios y construir crónicas de muertes anunciadas.

Jerónimo García Riaño
Docente de Comunicación Social y Periodismo
Universidad Central
Bogotá, D.C., 30 de abril de 2014
Imagen: tomada de www.siete24.mx
Última actualización: 2019-04-20 23:44