La decisión del Distrito de desistir de la venta de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB) exigirá acciones estratégicas para su supervivencia.
Wilson Sánchez, experto en economía y bolsa de valores de la Universidad Central, considera que la decisión de recular la venta de las acciones mayoritarias del Distrito (88,4 %) de ETB es reconocer la derrota de la Alcaldía en el pulso político.
Este proceso inició en 2016, con paso irregular por el Concejo de Bogotá, el Cabildo Abierto, en 2017, y el arribo a tribunales —como en diciembre pasado— cuando el Tribunal Administrativo de Cundinamarca ratificó en segunda instancia que la venta de ETB, avalada por el Concejo, era nula.
Sánchez manifiesta que los efectos que sufrirá la acción de ETB en la Bolsa de Valores de Colombia se verán hoy y durante los próximos días, luego de conocerse la decisión oficial. También pronostica una fuerte presión a la baja.
“Desde hace tres años se generó una enorme expectativa en cuanto a la posible enajenación de las acciones distritales o públicas y que se le venderían al sector privado de las telecomunicaciones, a través del mercado de capitales. Esa especulación hizo que el precio de la acción tuviese algunos repuntes históricos en 2014, 2015 y 2017, pero la decisión de no vender desinfló esa expectativa. No veo que la acción tenga un espacio de valorización a futuro”, apunta.
Además, el analista señala que otras obras anunciadas por la Alcaldía, como colegios, jardines infantiles, parques y otras de infraestructura ya no se financiarán con los recursos proyectados por la venta y, por ende, el Distrito deberá resolver con cargo al presupuesto de inversión o recortes en otros rubros.
¿Qué camino viene para ETB?
Según Sánchez, el camino para la empresa es retomar las riendas y sanear su estructura financiera.
“ETB debe empezar a gestionarse, a adaptarse a los cambios trepidantes de la industria de las comunicaciones, pero también a ser eficiente desde la operatividad, es decir, que su estructura de costos sea eficiente, esté saneada y su gerencia vele por la generación de valor, como es el fin último de cualquier empresa”.
Para el experto, una empresa tan grande como ETB no puede seguir sin un plan estratégico que defina su norte —ya no el de la venta que impulsó la actual administración Peñalosa—, sino que debe darle valor a la acción, generando utilidades y confianza.
“La gran diferencia entre una empresa privada y una de economía mixta como ETB, en cuanto a la gestión de su presidente y la alta gerencia, se mide por el precio de la acción. En las privadas, si la acción no refleja buenos resultados, las juntas pedirán un cambio de gerencia. Cuando son públicas o mixtas eso necesariamente no sucede y, por tanto, en estas crisis estas empresas destruyen su valor”, puntualiza.