Los periodistas estamos llamados a dominar y descubrir lenguajes y herramientas innovadoras; una reflexión en el marco del Día del Periodista.
“Este es el mejor momento para ser periodista”, así tituló su discurso la periodista costarricense Giannina Segnini en el año 2013, cuando recibió el reconocimiento a la excelencia del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo. Lo traigo a la memoria este 9 de febrero de 2021 porque estoy convencida de que justo este momento es el mejor para ser periodista.
La industria de los medios tal y como la conocemos ha cambiado y tiene que seguir haciéndolo. El manejo de datos, la inteligencia artificial, la proliferación de fuentes de información, las redes sociales, las fake news, las diferentes plataformas de consumo de información y los hábitos de los usuarios le dieron un sacudón al periodismo.
Estos cambios nos presentan acceso total a la información, variados caminos para encontrar y contar historias relevantes y la oportunidad de hacerlas llegar al mundo entero.
La tecnología es el eje central del presente y el futuro de nuestra profesión, sin embargo, es clave la adaptación y el buen uso que hacemos de ella.
No es fortuito que cada vez más universidades piensen en periodistas tecnológicos. Como ejemplos, Columbia University, la misma de los Premios Pulitzer, tiene un programa de Maestría en Ciencias en Informática y Periodismo en el que ya hace varios años prepara programadores periodistas; al igual que la Escuela de Periodismo de Medill en Northwestern University, que piensa en “periodistas bilingües”, profesionales que saben de periodismo y programación e ingeniería.
Sin embargo, no es un robot, un dron, los datos en sí mismos ni las herramientas tecnológicas las que hacen buen periodismo. La base sigue estando en los principios deontológicos y sociales, en nuestro afán constante por explorar y preguntar, en la necesidad de defender aquello en lo que creemos y procurar siempre la verdad, en la capacidad crítica, conocimiento de la realidad y la memoria histórica.
También resulta importante el contacto y entendimiento con otras áreas del conocimiento, conocer en profundidad sobre la fuente a cubrir e, incluso, una doble titulación o especialización en el campo marcan la diferencia.
Estamos en un momento en el que las nuevas generaciones de periodistas entran con ventaja. Conocen los nuevos formatos, las nuevas plataformas y los nuevos lenguajes. La realidad nos plantea retos interesantes que solo podemos enfrentar si escuchamos a los jóvenes y permitimos el relevo generacional que a gritos está pidiendo la comunicación.
El panorama cambia constantemente, tenemos un sin número de oportunidades para aprovechar y una gran responsabilidad con nuestras audiencias. Nos debería ocupar la cabeza el qué haremos de ahora en adelante con nuestra profesión, que marque la diferencia, nos abra un espacio y permita generar vínculos duraderos con quienes siguen nuestro trabajo. Deberíamos pensar todos los días en qué hacer para demostrar que este y todos los tiempos son los mejores para ser periodistas.
