Según Naciones Unidas, en todo el mundo, una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual, ¿por qué se generan estas violencias?
En Colombia aparecieron los primeros movimientos de la equidad de género entre 1970 y 1980, con el fin de lograr un cambio social que cuestionara la cultura patriarcal y lograra validar la voz de las mujeres.
Por otra parte, y de acuerdo con Naciones Unidas, el número de llamadas a las líneas telefónicas de asistencia se ha quintuplicado en algunos países como consecuencia del incremento de las tasas de violencia de pareja provocado por la pandemia de covid-19. Por eso, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, Noticentral abrió un espacio de reflexión con la profesora Jacqueline Bustos Coral, magíster en Intervención en Sistemas Humanos.
Noticentral: ¿Por qué se generan violencias hacia la mujer?
Jacqueline Bustos: Vivimos en un mundo donde existen múltiples violencias, en tanto estamos inmersos en un sistema de creencias patriarcal, venimos de muchos años donde contamos con un modelo basado en la competencia, en creer que un género es mejor que otros y con más privilegios. Se supone que obtener las cosas a la fuerza es válido y muchas veces se valoran las agresiones, eso ha hecho que creamos que esta forma de interactuar es la correcta y se asume que por el hecho de haber nacido mujer, estamos “naturalmente” diseñadas para “cuidar, consentir y ser protegidas”.
En 1956, por primera vez en Colombia, las mujeres obtuvieron la cédula, antes de este año, las mujeres no podían tener propiedades, administrar una cuenta bancaria, ni firmar documentos legales. Aunque hoy en día contamos con estos derechos, seguimos reproduciendo formas que minimizan, discriminan y generan diferentes tipos de violencia hacia la mujer.
NC.: ¿Cómo es la relación de las mujeres con su cuerpo?
J.B.: Nos falta trabajar mucho la relación con nuestro cuerpo, siento esperanza al observar a las y los jóvenes construir nuevas formas de expresarse con su cuerpo. Por ejemplo, actualmente se ven más permisos para vestirse permitiendo comodidad, autenticidad, sin muchos sesgos sexistas. Esto no minimiza que aún se espera que haya unas prendas para el cuerpo femenino y otras diferentes para un cuerpo masculino. En la calle encontramos miradas que juzgan y es como si dijeran “mira cómo te vistes” ¡No importa cómo te vistas! Cada persona tiene una relación particular con su cuerpo.
Algunos creen que tienen voz para comentar qué nos queda bien y se sienten con el derecho de mirarnos de forma morbosa. ¿Por qué se tiene que generar esto? Vivimos en un país con derechos y libertad para vestirnos, amarnos y respetar nuestro cuerpo, ya que es lo más hermoso que tenemos, es fantástico.
Y aquí surge una invitación importante a generar reflexiones desde la educación, cómo les enseñamos a los niñas y niños a respetar el cuerpo de los seres humanos, empezando por el propio.
NC.: ¿Cómo nos movemos en una convivencia que reconozca la existencia y la libertad del otro?
J.B: Aceptando que no vivo sola, que convivo con otros seres humanos que tienen creencias y emociones diferentes, y al mismo tiempo, iguales a las mías. No como un objeto que uso a mi antojo, sino como un ser que merece respeto y un trato digno. Cuando lo miramos como un objeto es fácil cruzar ese límite tan delgado y generar violencia, porque quiero que esa persona piense y actúe como yo espero y de alguna manera, la obligo a creer que tengo la verdad.
Incluso, hoy en día, las mujeres también fomentamos estos factores de violencia, por el simple hecho de no aprender a vivir y aceptar a las personas que nos rodean, dejando a un lado la idea de que como mujeres debemos admirarnos y aprender más de nosotras, sin embargo, contamos con modelos de mujeres que logran cosas increíbles, que son inteligentes, fuertes y valientes, ejemplos para la sociedad mujeres como: Mariana Pajón, Adriana Ocampo, Brigitte Baptiste, Patricia Ariza, Tatiana Calderón, Juanita Goubertus, y muchas más.
Son mujeres que representan empoderamiento y que se destacan por ayudarnos a quitarnos la venda de los ojos y reconocer que estamos construyendo caminos en pro de la equidad de género. Es un llamado a seguir admirándonos por ser mujeres, trabajando en nuestra confianza y conectar con nuestra pasión de aportar a la sociedad.