A propósito del Día Mundial del Medio Ambiente, Óscar Fajardo, docente de Ingeniería Ambiental, habla sobre cómo enfrentar la contaminación del aire que nos afecta.
Las dos emergencias ambientales decretadas en febrero y marzo pasados en la capital del país, constataron que la contaminación del aire que respiran los ciudadanos es una realidad y no se puede soslayar.
Así lo expresó a Noticentral, Óscar Fajardo, doctor en Calidad del aire y docente de la carrera de Ingeniería Ambiental de la U. Central. “Este problema tiene muchos factores que lo generan, y no existe una única solución al respecto, son necesarias medidas de los gobiernos y mucho de conciencia ciudadana”.
La contaminación en Bogotá ha sido un tema recurrente por varios años. “Es considerada como moderada, pese a todo. No hay buena calidad del aire, pero tampoco llegamos a esos niveles críticos como en las ciudades asiáticas”, expresó.
Además, manifestó que, de acuerdo con el estudio internacional hecho en China y publicado por la revista Enviromental Research, del Centro Académico de la Salud de la Universidad de Cincinnati, en mayo pasado, los problemas de la contaminación del aire están asociados con episodios de ansiedad en personas jóvenes expuestas, que generan a su vez, casos de intolerancia y agresividad.
“La UNICEF habla de cómo los primeros 3 años de vida son claves en el desarrollo neurológico y nuestros niños están expuestos a esa contaminación. También, la contaminación del aire genera cuadros de depresión y la misma ansiedad en adultos mayores. En mayo de 2017, y de acuerdo a una investigación publicada en la revista The Lancet, titulada The Global Burden of Disease, 4,2 millones de personas mueren prematuramente con enfermedades asociadas al material particulado producto de la contaminación del aire, sin embargo, este año la aplicación de una nueva metodología de cálculo publicada en European Hearth Journal habla de más del doble de muertes, llegando a 8,8 millones”, declaró el doctor en Calidad del aire.
El profesor Fajardo reiteró que este tema debe ser uno de los aspectos centrales del debate electoral para la Alcaldía Mayor de la ciudad, por cuanto se necesitan medidas de fondo al respecto. “No se está dando valor real a la contaminación. Las inversiones para mejorar la calidad del aire deberían ser mayores”.
Por ejemplo, recordó que se mantiene el problema del llamado SITP provisional, que son los buses viejos, repintados y con un letrero, pero que son de tecnologías obsoletas y son chimeneas ambulantes.
“Tienen múltiples factores de afectación. Por ejemplo, no respetan el sistema de paraderos, paran en cualquier lado y esa acción daña el tráfico y hace que la circulación sea más lenta; por ende, hay mayor generación de contaminación. Además, le quitan recursos al sistema integrado, lo cual no permite mayores inversiones en busca de una mayor eficiencia del mismo”.
Declaró que a pesar que la nueva licitación de buses de recambio para Transmilenio contribuye con un buen descenso de factores contaminantes, siguen utilizando diésel, un combustible contaminante. “Estudios mundiales ratifican que esta tecnología, así sea Euro 6, sigue registrando emisión constante del material ultrafino, por debajo de los 100 nanómetros, y que es el material que hace daño a la salud”.
Confirmó que el problema no solo es de Bogotá y también se registra en las otras ciudades capitales colombianas donde existen sistemas de monitoreo, pero no son automáticos y no son robustos.
¿De qué forma se puede mejorar la calidad del aire en las ciudades? ¿Cómo ubicar geográficamente los lugares con mayor riesgo de acumulación de residuos tóxicos en una región? ¿Qué impactos tiene la actividad industrial en la salud del suelo? A partir de interrogantes como estos, el programa de Ingeniería Ambiental de la Universidad Central aborda el desarrollo de sus procesos de aprendizaje. Conozca aquí más información.