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La Biblioteca: uno de los rostros de Babel

En sus pasillos, salas y anaqueles la Biblioteca revela su historia y la atmósfera de un lugar consagrado a la búsqueda del conocimiento.

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A primera vista, la edificación en la que funciona la Biblioteca Carlos Medellín Forero de la Universidad Central da la impresión de haber sobrevivido —como otras construcciones del centro de Bogotá— a sucesos que marcaron la historia colombiana; hechos como el Bogotazo, levantamiento civil desencadenado por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, del que perviven huellas en la memoria arquitectónica de la capital.

Antes de alojar locales comerciales y luego convertirse en la sede de una biblioteca universitaria, era una de aquellas casonas de estilo colonial con tejas de barro, escaleras, columnas y barandales de madera, y con un jardín frontal para la recepción de coches, que estaba ubicada junto a un colegio femenino, también adquirido por la Universidad para convertirse en la que hoy es la sede de la Rectoría.

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Edificación de la actual Casa de Precursores, ubicada al lado de la Biblioteca, antes de ser adquirida y recuperada por la UC

 

Miguel Durán, quien fue director de la Oficina de Arquitectura de la Universidad por más de 40 años y artífice de gran parte de las adecuaciones que conformaron lentamente el campus, comenta: “creo que el edificio de la parte frontal (que fue añadido después a la estructura original de la casa) es anterior al 9 de abril, lo que ocurre es que en ese tiempo la gente buscaba conservar el estilo que tenían las casas antiguamente”.

La fachada de la Biblioteca se extiende sobre la carrera quinta, entre calles 21 y 22. Este tramo se conocía como la Calle del Silencio por haber sido, según se dice, uno de los lugares más tranquilos de la naciente Santa Fe.

Una vez cruzado el umbral de la entrada, el visitante estará inmerso en alguno de los infinitos e impredecibles rostros de Babel, la biblioteca mítica y total que imaginó el escritor argentino Jorge Luis Borges. Un universo sin tiempo que alberga inconmensurables saberes, libros y voces, donde la luz juega con las formas de los ventanales y los anaqueles, junto al antiguo jardín y la pequeña fuente, que evoca un mosaico marroquí.

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La joven palmera que se levanta a un costado del jardín, como una musa que extiende los brazos hacia el cielo, cuenta en sus anillos la edad de la Biblioteca y les da la bienvenida a los curiosos empedernidos, a los lectores voraces y a quienes construyen el conocimiento y la academia. Al otro lado del ventanal, en la sala del primer piso, reposa como un tesoro la colección más antigua de la Biblioteca.

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La palmera que crece en el jardín de la Biblioteca, que comunica con la Casa de Precursores, fue sembrada allí cuando se inauguró esta unidad

 

Con ejemplares que datan de 1947, y donada por el escritor y periodista Daniel Arango Jaramillo, esta colección de libros valiosos exhibe orgullosa 86 volúmenes de la Biblioteca de Autores Españoles, 11 volúmenes de Grandes Novelas de la Literatura Universal, así como obras completas de Pío Borja, Balzac, Plauto, Horacio y algunas de Virgilio, junto a 7 volúmenes de En busca del tiempo perdido, la obra colosal de Marcel Proust.

En sus inicios, la Biblioteca Carlos Medellín Restrepo hacía pequeñas compras en las librerías Tercer Mundo y Herder, a pocas cuadras de la Librería Mundial, la más antigua de la ciudad hasta hace poco, sobreviviente del Bogotazo y de la toma del Palacio de Justicia, pero víctima declarada de la crisis del libro impreso.

De un pequeño edificio en la Carrera 16 y otro en el antiguo campus de la Universidad, la Biblioteca se trasladó, en 2002, a la casa que actualmente la alberga, donde comenzó a crecer como unidad imprescindible para la investigación y la generación de nuevo conocimiento entre estudiantes y docentes de las áreas contables, la publicidad, las ingenierías y las humanidades.

Entonces, los libros se clasificaban y catalogaban, igual que hoy, con el Sistema Decimal Dewey. Un sistema universal que los organiza por áreas desde el 000 hasta el 999 (donde el 100 corresponde a filosofía y piscología, el 300 a ciencias sociales, el 600 a tecnología y ciencias aplicadas, el 800 a literatura y el 900 a historia y geografía).

De acuerdo con esta clasificación se distribuyen y organizan los ejemplares en las salas –que tienen un poco de historia y otro tanto de adecuaciones recientes−. Esto facilita la búsqueda, que hoy es mucho más rápida gracias al uso de software. Lea también 10 cosas que no sabía de la Biblioteca.

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Hoy la Biblioteca cuenta con salas de consulta en las áreas del conocimiento relacionadas con los programas que ofrece la UC y con recursos electrónicos que pueden ser consultados desde cualquier lugar con acceso a internet

Gracias a los avances tecnológicos recientes y a los sistemas de información, ahora la búsqueda es mucho más rápida y eficiente. Así, la Biblioteca se ha elevado por encima de su estructura física a la nube, esa galería de almacenamiento infinito donde pueden recuperarse todo tipo de recursos las 24 horas. Conozca Sirai, el sistema de recursos integrados de la Biblioteca.

Sin embargo, si usted disfruta de una iluminación y un ambiente inspiradores, de la tranquilidad y el silencio de un santuario dedicado exclusivamente a la noble actividad de leer e investigar, en el que convergen el presente y el pasado, no solo en sus pasillos sino en sus libros, recursos y colecciones, dese un paseo por la Biblioteca y descubra el encanto de uno de los rostros de Babel.

 

Laura Zoar Blanco Adarve
Coordinación de Comunicaciones
Bogotá, D. C., 12 de octubre
Imágenes: Departamento de Comunicación y Publicaciones
Última actualización: 2019-03-27 12:07