Gabriel Castelblanco, docente del Departamento de Ingeniería Ambiental, integra el equipo investigativo que determinará por qué se está acabando el agua en O´Higgins.
Esta región al sur de Santiago está registrando un descenso importante en el caudal del río Rapel. Por tanto, el gobierno del país suramericano, en asocio con la agencia australiana Csiro ─que inventó el WiFi, entre otros adelantos científicos─ integró un equipo del que hace parte el profesor Castelblanco.
“Desde Australia y en la línea de aguas desarrollan desde hace años unas metodologías para, por medio de investigaciones y análisis de datos satelitales y otras fuentes, establecer modelos que deriven en políticas y decisiones para la conservación del recurso hídrico”, indicó el docente unicentralista.
Además, Castelblanco reveló que el trabajo que adelantará hasta diciembre de este año en el equipo científico, se centra en la recolección de datos ─modelación─, que es la ingeniería aplicada (simulación), para determinar qué ocurre en la cuenca del río Rapel y finalmente establecer un modelo de gobernanza.
“El objetivo es lograr este modelo con un soporte técnico adecuado, donde participen todos los actores en la cuenca, por cuanto hay presencia importante de minería, agricultura y poblaciones. Vamos a desarrollar el modelo que permita definir la hoja de ruta para los próximos 100 años y sostener el recurso”.
El experto afirmó que si se toman medidas a tiempo se puede evitar lo sucedido en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, donde desde hace dos décadas dejaron de ser autosuficientes en agua y están sometidos a racionamientos permanentes.
Agregó que, con este aprendizaje, una vez regrese al país buscará aplicar el conocimiento en problemas serios, como el del río Bogotá.
“Aquí nos jactamos que somos potencia en recurso hídrico, pero infortunadamente hemos tomado muy malas decisiones y desperdiciado oportunidades en el cuidado del agua. No es extraño que en unos cuantos años podamos llegar al caso sudafricano y no por escasez, sino por contaminación”.
Castelblanco agregó: “un ejemplo es el del río Bogotá que, de los más de 200 kilómetros de su extensión, poco o nada es aprovechable por la contaminación. La idea es ir unos años en el futuro para ver los escenarios a los que nos vamos a enfrentar. En el río se van a invertir 4 billones y medio de pesos, tarea que solo beneficiará la cuenca baja, es decir Soacha, Muña y Salto del Tequendama; en el resto de la ciudad y, en la cuenca alta, la contaminación seguirá igual. Se necesita de la participación de las autoridades de los municipios vecinos. Esto no es una tarea de más decretos, sino de voluntad política y una base técnica sólida”.
Las herramientas
El profesor Castelblanco dijo que la tarea debe ser multidisciplinar e integrada. Por tanto, contará con el apoyo de Jorge Mejía, docente del Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad Central y de Paula Méndez, investigadora de la Universidad de los Andes.
La modelación basada en agentes (mecanismo de la ingeniería industrial), diferentes modelos matemáticos, ecuaciones diferenciales lenguaje de programación de sistemas son algunas de las herramientas con las que se trabajará.
“Solo así tendremos un amplio y completo panorama de las causas en el descenso de las aguas, como pueden ser la deforestación, la contaminación, el cambio climático, el impacto de la minería, etc.”.
Este proyecto nació de un evento que realizó hace menos de 2 meses la Academia Colombiana de Ciencias Naturales, en el que invitó a expertos del mundo en nanotecnología y recursos hídricos.
“Somos el puente entre Chile y Colombia. Csiro cuenta con más de 5 mil personas investigando y la idea es que pueda venir a Colombia y desarrollar proyectos”, concluyó Castelblanco.