¿Reemplazará la IA a los abogados?
En el Día del Abogado, reflexionamos sobre los retos del derecho frente a la inteligencia artificial y los cambios que enfrenta la profesión jurídica.
¿Puede la tecnología reemplazar el criterio, la empatía o el juicio humano de un abogado? La pregunta, que antes parecía ciencia ficción, hoy forma parte de las discusiones más relevantes sobre el futuro profesional. En tiempos de inteligencia artificial, blockchain y automatización de procesos, el ejercicio jurídico atraviesa una transformación sin precedentes.
“En un futuro cercano, por lo menos, es poco probable que la IA los sustituya; y esto se debe, en gran medida, a que la tecnología carece de la capacidad de resolver desafíos complejos, de comprender la poca homogeneidad de los seres humanos; carece de la capacidad para pensar críticamente, e incluso, de la empatía, tan crucial para la relación pacífica, no mecánica, entre seres humanos”, afirma el profesor José Vicente Barreto, director del programa de Derecho de la Universidad Central, a propósito del Día del Abogado.
“Con ocasión del Día del Abogado parece pertinente hacer unas reflexiones sobre las tendencias y el panorama de esta profesión tan versátil y, de acuerdo con el filósofo Habermas, tan ‘colonizadora’ de las distintas actividades sociales”, mencionó el profesor Barreto.
Para el jurista, aunque el avance tecnológico ha sido vertiginoso, la figura del abogado sigue siendo indispensable, no solo por su conocimiento normativo, sino por su capacidad para resolver conflictos complejos, pensar de forma crítica y creativa, y actuar con criterio ético en entornos inciertos y cambiantes.
"Legaltech", "blockchain" y "machine learning": una revolución en curso
Hoy ya existen empresas que utilizan inteligencia artificial para predecir resultados de juicios, revisar contratos o automatizar procesos jurídicos. “El machine learning puede analizar grandes volúmenes de datos para apoyar tareas como la investigación legal o el análisis de jurisprudencia”, señala el profesor Barreto.
El blockchain, por su parte, representa una promesa para transformar el derecho contractual, los acuerdos de propiedad intelectual e incluso la forma de validar las transacciones legales. “Los contratos inteligentes son un ejemplo de cómo la tecnología puede contribuir a la transparencia y eficiencia del sistema legal”, agrega.
Competencias que marcan la diferencia
Los avances exigen nuevas competencias. De acuerdo con el director Barreto, el abogado del futuro —o ingeniero socio-jurídico, como lo han denominado algunos— debe ser un profesional inter y multidisciplinar, con competencias específicas bien cimentadas, pero también con:
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Capacidad para comunicarse de manera efectiva
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Solvencia en segunda lengua
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Buenas dotes de negociación
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Inteligencia emocional
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Fuertes habilidades argumentativas e interpretativas
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Capacidad de trabajo en equipo
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Pensamiento crítico, pero también creativo
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Una alta capacidad de resolver problemas complejos que, las más de las veces, van más allá de lo previsto en las normas
Pero el abogado del futuro —añade— requerirá de otras competencias, especialmente de carácter tecnológico, tanto en el ámbito del derecho informático, es decir, de la regulación de las nuevas tecnologías, como de la informática jurídica o el uso de las nuevas tecnologías para el ejercicio del mismo.
Alternativas para resolver conflictos: más allá del juicio
Más allá de la transformación digital, otra de las grandes apuestas del derecho contemporáneo es la ampliación de los Mecanismos Alternativos de Solución de Conflictos (MASC). En contextos de alta congestión judicial, figuras como la conciliación, la mediación o el arbitramento cobran cada vez más relevancia.
“En efecto, uno de los hechos que marcan la existencia del hombre contemporáneo es la comprobación de las dificultades por las cuales atraviesa la justicia ordinaria para resolver, en forma oportuna y eficaz, la gran cantidad de conflictos originados en el desarrollo de la vida en comunidad. Frente a esta situación que genera sentimientos de incertidumbre y frustración, surgen —como respuesta con pleno respaldo legal— alternativas distintas que el operador jurídico, desde una perspectiva cognoscitiva, práctica y crítica, debe conocer en su estructura, funcionamiento, alcances y efectos, dado que cada vez la ciudadanía acude en mayor medida a estos procedimientos”, explica el profesor.
“La agilidad y rapidez de estos mecanismos y su eficacia para la solución de conflictos que siempre estarán presentes en cualquier sociedad, establecen la necesidad de que el abogado de hoy y del futuro los deba conocer y utilizar, en bien de sus clientes, de la administración de justicia y de la cultura del diálogo y del compromiso”.
En este marco, el director destaca la reciente Ley 2220 de 2022 que reconoce el rol de los centros de conciliación, los cuales, junto con los consultorios jurídicos, tienen la tarea de facilitar el acceso a la justicia, especialmente para poblaciones vulnerables.
En ese sentido, la Universidad Central considera la importancia estratégica de ofrecer los servicios para la solución de conflictos a través de su Centro de Conciliación, cuya puesta en marcha está en proceso de aprobación por parte de nuestro Consejo Superior.
Esta iniciativa responde no solo a un imperativo legal, sino también a un compromiso con la formación práctica de los estudiantes y con el fortalecimiento de una cultura del diálogo.
Espacio
Un ejercicio con futuro… y con sentido
En un mundo globalizado, interconectado y en constante transformación, el ejercicio del derecho exige cada vez más flexibilidad, innovación y conciencia del entorno. Los desafíos del cambio climático, los derechos humanos y el derecho internacional también son parte del horizonte que deben abordar las nuevas generaciones de abogados.
A propósito, el director Barreto considera necesario tener presente “que el desdibujamiento de las fronteras estatales y los avances del derecho Internacional tanto público como privado y del derecho penal internacional, junto con las problemáticas del medio ambiente sostenible, hace que recordemos la invitación de Castoriadis a pensarnos como ‘ciudadanos del mundo’”.
“Feliz día, colegas abogados, y no olvidemos: buen abogado no es aquel que gana todos los juicios, sino quien mantiene siempre presente su ética y profesionalismo en la práctica del derecho”, destacó el director.
La Universidad Central felicita a los y las profesionales del derecho, y en especial a sus estudiantes y profesores, por su compromiso con una profesión que no solo interpreta las normas, sino que transforma realidades. En este Día del Abogado, celebramos su papel en la construcción de una sociedad más justa, ética y solidaria.
Verónica Pérez Traviezo
Máster Central
Bogotá, D. C., 22 de junio de 2025
Imágenes: Máster Central y Freepik