“Escape room” para aprender química: una estrategia que reta y enseña
Profesores de la FICB implementaron una actividad para enseñar química a los estudiantes de primer semestre y dinamizar su aprendizaje.
A finales del semestre 2025-1, profesores de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Básicas, con el apoyo del Centro de Excelencia Profesoral (CEP), desarrollaron una actividad pedagógica inspirada en el concepto de escape room dirigida a estudiantes de primer semestre del curso de química. La propuesta se enmarcó en la implementación de la reforma curricular de la Facultad y buscó transformar la forma en que se enseña y se vive la experiencia en el aula.
La dinámica estuvo liderada por un equipo docente, que incorporó herramientas tecnológicas en el desarrollo de la actividad, como un avatar creado con inteligencia artificial encargado de guiar los retos. Los desafíos propuestos estaban relacionados con ecuaciones químicas, resolución de problemas y aplicación de conceptos vistos a lo largo del semestre.
Una estrategia para primeros semestres
En este espacio académico, los estudiantes de primer semestre tuvieron la oportunidad de vivir una clase de química diferente en la que debían resolver diversos retos guiados por un avatar creado con inteligencia artificial, que era el encargado de dar las instrucciones.
Después de una serie de retos relacionados con los materiales vistos en el semestre y la resolución de ecuaciones químicas, la actividad tuvo un gran ganador, quien podrá escoger una de las preguntas de su examen final.
Diana Orjuela, profesora de química de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Básicas, explicó que “la idea surgió desde hace tres años como una dinámica del curso en el antiguo pénsum”. Con esta estrategia, se continúa implementando el modelo por trayectos que plantea la reforma académica.
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Cambiar la forma de aprender química
La profesora Diana también destacó que este cambio ya empezó a mostrar resultados positivos. “Actualmente se logró la implementación de la reforma académica en 12 grupos, impactando a 280 estudiantes aproximadamente”, explicó.
Esta transformación ha implicado un cambio de fondo tanto en la estructura del curso como en la manera en que se evalúa y se acompaña el aprendizaje. “En cuanto a la metodología, no solo cambia el conocido corte, sino que ahora son trayectos sujetos al plan de desarrollo del curso que definió un equipo profesoral. Asimismo, la manera en la que se califican los estudiantes no es la misma”, señaló.
Orjuela también mencionó que este trabajo viene consolidándose desde el semestre pasado: “El semestre pasado logramos hacerlo según la nueva reforma para cuatro grupos y según la antigua reforma con dos grupos”.
Uno de los elementos clave ha sido la creación de un guion estructurado que permite cierta flexibilidad en clase, lo cual favorece la exploración y el diálogo con los estudiantes. “Es un libreto predeterminado de acuerdo con las actividades del semestre, algo que ya se supone que estudiaron y evaluaron, aunque los profes se pueden mover e implementar varias preguntas”, señaló la profesora.
El enfoque también busca transformar la percepción que muchos estudiantes tienen frente a la química desde su primer contacto: “El objetivo es que vean que la química no es cansona ni aburrida”, afirmó Orjuela. Y agregó que uno de los principales objetivos es “lograr que los estudiantes de primer semestre se lleven una buena impresión sobre todo de ciencia y química”.
Para reforzar los aprendizajes y conectar todos los contenidos vistos, se ha incorporado esta estrategia antes de terminar el semestre. “Lo que intentamos hacer con esta dinámica es, antes del examen final, hacerles un resumen de semestre, que ellos se den cuenta que todo lo que se habla en clase tiene una funcionalidad”.
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Transformar las dinámicas de las aulas
Uno de los mayores desafíos que han enfrentado los profesores es repensar el ejercicio docente: cómo abordar un tema de manera efectiva y significativa para los estudiantes. “Aunque los retos han sido muchos, porque debemos enfocar las clases en función de las realizaciones, no podemos hacer clases tan tradicionales”, explicó la profesora Diana Orjuela.
Además, esta transformación ha demostrado que el uso de dispositivos tecnológicos no es lo único relevante en el aula, pues “el no uso de la tecnología también permite potenciar otras habilidades y características que serán clave en su formación profesional”.
Lo importante es comprender que no todo gira en torno a la nota y que la formación puede abordarse de una manera diferente, saliendo de la zona de confort. “Siempre teníamos una dinámica circular que nos funcionaba, pero ahora debemos empezar a revisar qué podemos hacer para motivarlos y hacerles ver que no todo es calificación”, concluyó la profesora Diana.
La profesora Sara Abril, de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Básicas, también destacó los aportes de la reforma: “Siento que las nuevas dinámicas han facilitado la enseñanza de la química, sobre todo para quienes no tienen afinidad con esta disciplina”. Según explicó, las estrategias permiten que los estudiantes cambien de contexto y no vean la clase como una obligación, sino como un espacio con sentido y aplicación en su vida.
Las profesoras coinciden en que actividades como esta favorecen no solo el aprendizaje conceptual, sino también el desarrollo de habilidades blandas, el pensamiento crítico y el trabajo colaborativo. Además, fomentan una mejor percepción del curso desde el primer semestre, lo cual es clave para la permanencia estudiantil y el fortalecimiento de los programas académicos.
Paola Canastero
Máster Central
Bogotá, D. C., de mayo de 2025
Imágenes: Máster Central