Rubores, nervios, temblores y ansiedad son atacados en un ˋlaboratorio experimental´ del Dpto. de Estudios Musicales, en el que se combate el miedo escénico de estudiantes y docentes.
Como músico instrumentista y docente, Rubén Pardo, profesor del Dpto. de Estudios Musicales, descubrió que sin importar edad, profesión o destreza, todos experimentamos, en mayor o menor medida, situaciones de ansiedad que afectan nuestros procesos comunicativos.
“Las inhibiciones causadas por el miedo escénico pueden llegar a bloquear a un músico y evitarle un desempeño adecuado durante su actuación. Es común observar manos temblorosas que impenden la interpretación, parálisis al intentar tocar el instrumento y que puede hacer, incluso, que la persona no pueda subirse al escenario”, expresa Pardo.
Si bien, las artes como manifestaciones comunicativas, requieren de habilidades específicas de comunicación, muchos de los artistas, en este caso, músicos, por ser disciplinados en los aspectos académicos y técnicos de interpretación, se olvidan, a veces de sentir lo que están haciendo, están más pendientes de que suene bien, pero se olvidan de comunicar a través de su música, y esto los distrae la hora de conectarse con su público.
“Nuestros músicos son muy disciplinados pero dejan de lado quiénes son y qué sienten a la hora de compartir su arte; y al estar tan pendiente de la técnica sufren el temor de equivocarse, y ese temor se convierte en una ansiedad, a veces, incontrolable”, explica.
Por estas razones se propuso una clase electiva en la que a modo de laboratorio de construcción y experimentación, estudiantes y docentes de pregrado y posgrado de Estudios Musicales aprendieran a combatir sus miedos y mejorar sus actos comunicativos, en el escenario y fuera de este.
Miedo escénico: comunicación efectiva en la interpretación instrumental, es el nombre de la electiva que Estudios Musicales estrenó este semestre y que pretende ser transversal a todas las carreras y dependencias de la UC.
En este laboratorio, con un trabajo colaborativo y respetuoso, el profesor, con el grupo de trabajo, se dedican a entender y racionalizar, de manera general, los bloqueos en el acto comunicativo, y a generar acciones que reduzca las inhibiciones.
¿Cómo superar el miedo escénico?
Para el profesor Pardo es muy importante que la clase se desarrolle de manera didáctica y en un ambiente de confianza donde nadie tema equivocarse, y si lo hace, pueda, a través de ejercicios de respiración y contacto visual superar la ansiedad.
La cita de este laboratorio en él que se construyen experiencias significativas con metodologías de estudio, oralidad y conciencia del cuerpo y el movimiento, es los lunes de 2:00 a 3:00 p.m., en la Sala Música de la Sede Centro.
“En la actualidad 10 personas hacen parte de esta electiva, incluso hay un profesor de maestría”.
De acuerdo con el docente, se parte de la base del autoconocimiento para iniciar una exploración expresiva y corporal que permita reconocer el fundamento de la posible inhibición; a expresar de manera eficiente aquello que se desea comunicar o interpretar.
“Muchas de las inhibiciones a nivel de miedo escénico o glosofobia (miedo a hablar en público) tienen su base principal en la reacción del cuerpo frente a crisis emocionales como miedo al fracaso, temor la opinión del otro, temor a la equivocación, etc., por lo que utilizamos recursos de las artes escénicas como una estrategia eficaz para enfrentarlas, y a través de un continuo proceso de autoconocimiento y reflexión, poder generar cambios que racionalicen el movimiento y la emoción”.
Cuerpo y voz
La línea metodológica de este laboratorio experimental se centra en el cuerpo y la voz como engranajes fundamentales de la interpretación musical (coral o instrumental) y de la presentación ante un público.
Y se trabajan aspectos como la conciencia corporal; la concentración; la exploración muscular y del instrumento; expresión corporal; metodologías de estudio; lenguaje no verbal; uso del espacio; actividad física, exposición, discusión de conceptos y ejercicios escénicos, entre otros.
El espacio se convierte en un laboratorio experimental en el que cada participante conoce sus necesidades, se expone en un espacio controlado y genera los cambios necesarios para reconocer su inhibición y mejorar su capacidad comunicativa al interpretar su instrumento o para hablar frente al público.
¡Adiós al miedo!
Lorena Moros, estudiante de octavo semestre de Estudios Musicales con énfasis en interpretación de viola, y una de las participantes de la clase. afirma:
“Me parece un espacio innovador, creo que en ninguna universidad hay una clase como esta. Es muy útil porque todos los músicos hemos sufrido de miedo escénico y nos permite experimentar cuáles son las cosas que están fallando y por qué no las podemos controlar cuando estamos en público. Hemos visto los factores que afectan los nervios y cómo enfocarnos en la música y aprender a controlarlos”.