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Método reflexivo: el poder de la experiencia

Con la inmersión en grupos sociales, investigadores de la Universidad Central promueven un método que rompe con los esquemas de objeto y observador.

Método reflexivo: el poder de la experiencia

 

Gracias a los resultados obtenidos en una investigación realizada en 2013, denominada "Practicas comunicativas y de resistencia", en la que, luego de la identificación y el trabajo con diversos grupos sociales, se evidenció un compromiso de resistencia frente a determinadas dinámicas, el grupo de la línea de investigación en Comunicación-Educación del Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos (Iesco) se planteó continuar con dicha línea, en la que implementó una metodología que facilitara el trabajo con los grupos mediante el diálogo de saberes.

Los investigadores de este proyecto –Humberto Cubides C., Sonia Marcela Rojas y Uriel Espitia– tenían como objetivo elaborar una reflexión teórica sobre las prácticas comunicativas de dichas asociaciones con el propósito de sustentar una propuesta metodológica reflexiva. Para ello fueron determinantes el diálogo como herramienta y la inmersión del grupo investigador en los procesos de los grupos investigados, con lo que se generó una dinámica circular de retroalimentación.

Reflexión para recuperar lo vital

Durante aproximadamente un año, los investigadores convivieron de manera cercana con movimientos que defienden luchas de reivindicación cultural, sexual, territorial y ambiental, como IbI-Tekoa, una organización compuesta en su mayoría por jóvenes que desde 2008 difunden y promueven prácticas ambientales. Estas fueron destacadas dentro de la investigación, gracias a iniciativas como el Festival La Mama, un espacio de participación alternativo que reúne a personas con diversas propuestas que fomentan hábitos saludables. Este festival se realiza en el municipio de Sopó y su sexta edición se llevó a cabo en julio de este año. Entre estas iniciativas también se encuentra El Trueke, una invitación a cuestionar la noción del dinero o por lo menos a despojarlo gradualmente de su importancia. Este espacio no se limita a realizar transacciones materiales: quienes participan también acuden en busca de posibilidades de intercambio intelectual o de servicios.

En Ibi-Tekoa no existen formas instituidas para organizarse, trabajar o vincularse. Sus integrantes logran mantenerse a partir de tres aspectos básicos: el hacer, el afecto y los saberes.

La profesora Sonia Marcela Rojas, investigadora que estuvo a cargo del acompañamiento a Ibi-Tekoa, afirma: "Lo que se quería con este proceso era crear una metodología reflexiva de trabajo, pero reflexiva no entendida como la acción de reflexionar propiamente sino de recuperar lo vital y por medio de un trabajo que les permitiera a ellos reconocerse, pensarse a sí mismos y que, además, el grupo académico también tuviera la posibilidad de insertarse en sus lógicas".

Para más información de las actividades que realiza Ibi-Tekoa, quienes estén interesados pueden ingresar a su sitio de internet http://ibitekoa.blogspot.com.

 

Jorge Ernesto Chaparro
Egresado de Comunicación Social y Periodismo
Universidad Central
Bogotá D.C, 16 de septiembre de 2014
Última actualización: 2019-04-30 11:56