A propósito de la celebración del Día del Periodista, vale la pena preguntarse hacia dónde se dirige este oficio en Colombia, cuáles son las garantías para quiénes lo ejercen, y cómo está el mercado laboral en estos tiempos.
“De cierta manera, la libertad de expresión nunca ha sido tan popular ni ha contado con tanto apoyo como en la actualidad, pero, por otro lado, hoy en día hay que ser mucho más valiente para ser periodista”. Con esta frase de Caroline Fourest, periodista de Charlie Hebdo, inicia el informe "Paz en los titulares, miedo en las redacciones", correspondiente al año 2015, y presentado ayer por la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP).
El informe fue presentado en la víspera de la celebración del Día del Periodista, que se celebra el 9 de febrero en nuestro país. Junto al informe, se lanzó oficialmente el documental En el medio, que indaga sobre la forma en que muchos periodistas ejercen el oficio en distintas regiones colombianas (vea el trailer aquí). Estos dos trabajos son una radiografía para entender las condiciones y dificultades que afronta el periodismo en Colombia, y revela una realidad triste: vivimos en uno de los once países en donde más se asesinan periodistas.
El coraje del periodista
Según la investigación del Centro Nacional de Memoria Histórica, titulada La palabra y el silencio, “en Colombia han sido asesinados 152 periodistas entre 1977 y 2014, solo por hacer su trabajo. La mayoría de ellos trabajaban en pequeñas emisoras y periódicos regionales”. Sin embargo, y como una gran paradoja de la paz profesada en muchos titulares de noticieros, semanarios y prestigiosos diarios, el 2015 fue uno de los peores años para la libertad de expresión de los periodistas regionales.
Los casos de Luis Antonio Peralta (Caquetá), asesinado hace casi un año, el 14 de febrero, y de Flor Alba Núñez (Huila), asesinada en el mes de septiembre, son las muestras más crudas de esa realidad. Ellos sabían que corrían peligro, y habían denunciado seguimientos y amenazas ante la Fiscalía y la Policía, pero estos entes no hicieron el trámite ante la Unidad Nacional de Protección. Peralta fue asesinado junto a su esposa en la emisora para la que trabajaba, mientras que a Núñez un sicario le disparó por la espalda cuando iba a iniciar labores.
Vivimos en uno de los once países en donde más se asesinan periodistas.
Ambos sabían que corrían el riesgo de morir en procura de la verdad. Así como Jaime Garzón conocía en detalle los movimientos de políticos y militares que lo querían callado y enterrado. El riesgo de esta profesión está, pues, en enamorarse de ella hasta el punto de entregarle la vida, con el único objetivo de lograr una mejor y más justa para los ciudadanos que observan esta realidad desde la comodidad de sus casas.
Cifras de agresiones*
“Las amenazas (40 %) y las obstrucciones al trabajo periodístico (24 %) fueron las agresiones contra la prensa más recurrentes en el 2015”.
“En 7 departamentos del país el principal autor de las agresiones contra la prensa fueron los Funcionarios Públicos y la Fuerza Pública”.
“Durante 2015 prescribieron 4 casos de homicidios a periodistas. Esto suma 78 homicidios prescritos. En el 2016 están en peligro de prescribir 2 más”.
“3 años ha tardado el Ministerio del Interior en crear la Política Pública para la Garantía de la Libertad de Expresión. El 13 de mayo de 2015 el Presidente de la República dijo que a final de ese año estaría lista. A la fecha, sólo se ha realizado un borrador de programas de esa política”.
*Fuente: Informe "Paz en los titulares, miedo en las redacciones", FLIP.
¿En dónde está el periodista?
En Colombia se gradúan anualmente cerca de 4.500 comunicadores sociales y periodistas, pese a que el mercado laboral cada día es más escaso y competido. Según el Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) y la Asociación de Facultades de Comunicación Social (Afacom) “el mercado laboral está en crisis, pero el número de jóvenes que optan por esta carrera aumenta considerablemente cada año, lo que sí es beneficioso para muchas universidades del país”.
Al no encontrar trabajo en alguna de las opciones que ofrece el amplísimo campo de la comunicación, y estrellarse con una realidad libre de teorías, el egresado de esta carrera tiene que aceptar “lo que salga” con tal de pagar las deudas adquiridas durante los años de estudio; muchos de ellos, aprovechando la demanda de personal para manejo de redes sociales, terminan produciendo contenidos light para las audiencias de páginas web de distintos medios.
“Durante 2015 prescribieron 4 casos de homicidios a periodistas. Esto suma 78 homicidios prescritos. En el 2016 están en peligro de prescribir 2 más”.
Además, pese a la gran masa de periodistas que se gradúan semestre tras semestre, las historias están siendo contadas por los ciudadanos (siguiendo un modelo estándar) a través de sus celulares en secciones como “El periodista soy yo” -o usted, o cualquiera con una cámara-, “El reportero ciudadano” y otras que prescinden de personas con formación para este oficio.
Entonces, más allá de los menesteres encontrados en cada día del ejercicio periodístico, existe una gran necesidad de plantearse retos para renovar la forma en que se está contando la realidad del país, sobre todo en un momento coyuntural como el actual, ad portas de firmar el acuerdo para finalizar un conflicto de más de 50 años. En nuestras manos están los relatos del futuro.