En esta edición, el lector encontrará una propuesta de lectura diferente, en donde el juego toma protagonismo a partir de una publicación cara y cruz. Los invitados especiales son los niños.
Alapalabra llega a su quinto número, y para sus realizadores, es un momento para conmemorar, no solo por lo que representa, “sino por los cambios que hemos Bien-venido. La revista es un árbol que, cultivado por los estudiantes de Creación Literaria, y hoy encuentra su primer cambio de estación; por eso, como equipo editorial agradecemos a las manos semillas que migran y celebramos la llegada de nuevos integrantes”.
Esta es una edición especial para conmemorar el recorrido de Alapalabra. En este número, el juego toma protagonismo a partir de una edición de doble cara. En un lado, hay textos invitados por los miembros del comité, y en el otro, creaciones hechas por los niños del Jardín Infantil de la Universidad Central.
Según Laura Mateus, editora de la revista, “buscamos conectar nuestras raíces a modo de rizomas, con las de otras revistas que también quieren difundir la actividad creadora en nuestro país, por eso invitamos textos y fotografías de Voices Journal, así como a varios compañeros de la carrera, dos de ellos participantes del 10.º Concurso Nacional de Cuento de RCN y Ministerio de Educación Nacional (un ganador y una semifinalista)”.
Por su parte, Natalia Cárdenas, otra de las editoras, aprovecha la celebración de esta quinta edición para agradecer a quiénes han participado en este proyecto: “gracias a todos los escritores, al apoyo del Jardín Infantil Universidad Central, al Departamento de Creación Literaria, a los anteriores integrantes del equipo de Alapalabra y, sobre todo, a ustedes, nuestros lectores”.
Este viernes 29 de septiembre en el auditorio Jorge Enrique Molina del Teatro México, a las 6 p. m., se realizará el lanzamiento del 5.° número de Alapalabra, con un teatro de sombras, un concurso de disfraces y muchas sorpresas, para disfrutar junto a los niños asistentes.
Participación de los niños del jardín UC
Una de las actividades realizadas con los niños del Jardín Infantil de la Universidad Central, fue el binomio fantástico propuesto por Gianni Rodari en su libro Gramática de la fantasía, junto con otros ejercicios que estimulan la creación artística de los menores.
En este, se crean historias a partir de dos palabras que, en un principio, parecen no tener relación directa, como zapatos y ver: “Un zapato se amarra los cordones para que se le vea la pecueca”. Tras leerles el cuento Pizza de lentejas, se les pidió que dibujaran lo que más les llamara la atención, pero no lo hicieron, dibujaron lo que cada uno prefirió. “Pronto comprendimos que era mejor si ellos creaban jugando; reunidos en varios grupos cada niño dijo una palabra y, con estas, se fueron construyendo las historias que se encuentran en Alapalabrita”, señala Mateus.
“En medio del juego y la creación, quisimos que ellos —niños de cuatro a cinco años— nos compartieran más cosas, de modo que los reconocimos como autores dentro de nuestro proceso editorial normal”, agregó.
“En la selección estuvimos de acuerdo en conservar la esencia de sus escritos y no editarlos (los cuentos fueron grabados y después transcritos), pues no queríamos imponer un enfoque adulto en sus textos; no queríamos que nuestra lógica invadiera su mundo de fantasía”, destacaron Erika Mendieta y Paula Espitia del equipo editorial de la revista.
Con la intención de unir las dos caras de la revista, las obras de creación infantil van acompañadas por dos cuentos para niños escritos por adultos: Pizza de lentejas de Karen Vergara y La transformación de Karen López, que abren y cierran Alapalabrita, respectivamente.
Producto con sello UC
Alapalabra nació en el primer semestre de 2014 cuando cinco estudiantes del pregrado decidieron difundir lo que se escribía en la carrera, aunque esta idea solo se materializó hasta la segunda mitad de ese año, gracias al apoyo del Departamento de Bienestar Institucional.
A partir de ese momento y con la ayuda de la Editorial de la Universidad Central y del Departamento de Creación Literaria, nuevos estudiantes continuaron con este proyecto.
“Así, hemos podido conseguir espacios en la Filbo y en otras ferias de publicaciones que tienen como objetivo difundir la literatura”, destaca Santiago López, editor de la revista.