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Leer el cine: diálogos, cine y literatura

El Departamento de Cine y el Cineclub de la UC ofrecieron al público bogotano una serie de eventos para disfrutar de conversatorios con expertos, novedades editoriales y proyecciones cinematográficas en el renovado Auditorio Fundadores, sede del Cineclub desde 1998.

De izq. a der. Isaías Peña, director del Dpto de Humanidades y Letras; Raúl Vallejo, Embajador de Ecuador en Colombia, y Fernando Vélez, director del  Dpto. de Cine.
De izq. a der. Isaías Peña, director del Dpto de Humanidades y Letras; Raúl Vallejo, Embajador de Ecuador en Colombia, y Fernando Vélez, director del  Dpto. de Cine.

 

Cine y literatura

En el marco del homenaje que la Filbo 2016 rindió al escritor ecuatoriano Jorge Enrique Adoum (1926-2009) y su novela Entre Marx y una mujer desnuda (1976), una de las obras cumbre de la narrativa ecuatoriana del siglo XX, Raúl Vallejo, embajador de ese país en Colombia, visitó la UC para presentar a los asistentes la película homónima, de1996, dirigida por Camilo Luzuriaga.

Vallejo, quien es maestro en Artes de la Universidad de Maryland, licenciado en letras de la Universidad Católica de Guayaquil y ha liderado el taller de Literatura del Banco Central del Ecuador en Guayaquil, conversó con Noticentral sobre estas dos obras y sus lenguajes. Al referirse a la equivalencia de la película con la novela, algo que normalmente preocupa a los espectadores, aseguró:

“Camilo Luzuriaga traslada de muy buena manera la novela a imágenes porque logra introducir en la pantalla todo el espíritu y el tono experimental de ésta, que tiene tres niveles narrativos, y al mismo tiempo todos los bloques de sentido que desarrolla la novela frente a lo que es el desgarramiento del intelectual ante la vida cotidiana y la vida política”.

Sobre la relación entre cine y literatura, el diplomático y cinéfilo confeso, aclaró: “conceptualmente es un error decir que la película es más atractiva que el libro o viceversa, son lenguajes y propuestas estéticas distintas. La versión cinematográfica de una novela siempre será una versión, es decir, la lectura particular de un director, una traslación de sentidos y de formas desde el lenguaje escrito al lenguaje no verbal y hay que juzgarlo de manera independiente, aun cuando el texto literario sea un referente”.

Por otro lado, señaló la fuerza política y pedagógica del cine, que no es independiente de su función estética, histórica o ética, y mencionó como ejemplo El soborno del cielo, la producción más reciente del director colombiano Lisandro Duque, “es una película sencilla en su planteamiento narrativo, pero muy poderosa en su connotación ética”.

Y no dejó de recordar, junto a recientes producciones ecuatorianas y colombo- ecuatorianas impulsadas por una reciente Ley del cine en su país (2006), producciones ya legendarias de las que “hemos aprendido mucho en Latinoamérica como La estrategia del caracol, de Sergio Cabrera, o la versión de Cóndores no entierran todos los días, con Frank Ramírez” señaló en tono emotivo.

Las rupturas del 68 en el cine de América Latina

Este conversatorio sobre edición y producción de cine en Colombia entre Manuel Hernández y la documentalista Marta Rodríguez abrió el evento de lanzamiento del libro Las rupturas del 68 en el cine de América Latina.

A su vez, el lanzamiento de esta publicación, en la que participa como coautor Sergio Becerra, docente y director del Cineclub de la UC, abrió un ciclo con este mismo nombre dedicado a algunos de los movimientos sociales formados a finales de 1960 en países como Colombia, Cuba, Bolivia, Brasil, México, Uruguay y Chile.

“Los Colombianos estábamos en otro proceso, nuestro proceso era que Camilo Torres había muerto en el 66 y el papa iba a venir en el 68 a acabar de borrar a Camilo Torres y aparte de lo anterior, que ya es suficiente, los “azucareros” habían traído a García Herreros, para que les hiciera el Minuto de Dios, aquel de Azúcar Manuelita y es así que se puede entender, que la lucha era clerical” afirmó Manuel Hernández en su intervención refiriéndose a lo que fue la era del 68 en Colombia.

Por otro lado, Marta Rodríguez, una de las primeras documentalistas colombianas, conocida por retratar en sus trabajos las problemáticas sociales de los grupos campesinos, declaró para este medio:

“A nosotros nos quitaron todo, yo produzco ahora con Bolivia, a mí Colombia no me da dinero para hacer mis películas; no me da nada, porque tengo un guion, el de los niños muertos del sexto frente, ese me lo han devuelto 3 años y me fui a Bolivia, conseguí una productora y trabajo con ellos, porque aquí no hay sino para las grandes producciones”.

Esto a pesar de existe la ley 814 de 2003, que dice textualmente: “En armonía con las medidas, principios, propósitos y conceptos previstos en la Ley 397 de 1997, mediante la presente ley se procura afianzar el objetivo de propiciar un desarrollo progresivo, armónico y equitativo de cinematografía nacional y, en general, promover la actividad cinematográfica en Colombia”.

Con actividades como esta y la presencia de invitados especiales, que han aportado a la historia y la teoría del cine en Colombia desde hace más de 50 años , y que hoy, desde su experiencia, contribuyen a enriquecer el debate en torno al séptimo arte, el Departamento de Cine y el Cineclub de la UC se comprometen con el fomento de la actividad cinematográfica desde la formación de profesionales y, además, la formación de públicos para el cine.

Coordinación de Comunicaciones
Bogota, D. C., 5 de mayo de 2016
Imágenes: Departamento de Comunicación y Publicaciones
Última actualización: 2019-03-31 14:04