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La huella de la conciencia

Todas nuestras acciones tienen impacto en el medioambiente, un estudiante unicentralista midió su huella ecológica y no creerás lo que encontró.

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4:20 a.m. Sonó la alarma de mi celular y de inmediato lo puse a cargar; me levanté, tomé una ducha, desayuné, preparé el almuerzo, me cepillé los dientes y salí para clase de inglés; tomé un bus color rojo, que por el tipo de sillas y el humo que expedía de la parte trasera evidenciaba que tenía muchos años de funcionamiento.

Terminé clase a las 8:00 a.m. y me dirigí caminando a mi lugar trabajo en el Departamento de Comunicaciones y Publicaciones de la UC, donde realizo las pasantías de Comunicación Social y Periodismo.

El día transcurría normalmente, llegué a la oficina y al revisar mi correo electrónico, hubo algo que robó mi atención de inmediato, Jorge, un gran amigo, que suele ser muy apasionado por el medio ambiente me decía: “¿has medido tu huella ecológica?, entre risas dije ¡este tipo está loco!

Abrí el correo por inercia y curiosidad, y encontré algo que me cautivó: la “calculadora de huella ecológica”, una herramienta que mide y evalúa el impacto que el estilo de vida de cada persona tiene sobre el planeta, en relación con la capacidad de la naturaleza para renovar sus recursos.

Me dispuse a hacer el ejercicio, las preguntas indagaban sobre la frecuencia del consumo de diferentes alimentos, mis artículos electrónicos, mi casa, mis compras habituales e incluso el medio de transporte en el que viajo. Respondí una a una las preguntas, con la precaución de alguien que desea una respuesta verdadera, de cómo sus hábitos influyen en el medio ambiente.

Mis ojos no daban crédito a lo que veían, pues el resultado fue: “Si todos llevaran tu mismo estilo de vida, necesitaríamos la capacidad regenerativa de 1.4 planetas cada año”. Con este resultado repasé mis hábitos, las largas duchas, las interminables horas frente al televisor, el dejar conectado el celular, el uso y desuso de la tecnología, mi gusto por los carros y el desprecio por la bicicleta, y llegaron a mi mente cuestionamientos que me he hecho durante mucho tiempo: ¿por qué soy tan sedentario?, ¿por qué desperdicio el agua mientras en otros lugares mueren de sed?, ¿por qué contribuyo a la contaminación?, ¿por qué no reciclo?, ¡¿por qué?, ¿por qué?, ¿por qué?!

Al indagar sobre el tema descubrí datos alarmantes. Según el metabolismo urbano de la ciudad de Bogotá, herramienta para el análisis de la sustentabilidad ambiental realizada por la UC, cada persona gasta 101 litros de agua a diario.

Imagínate un botellón de 20 litros de agua. ¿Sabes que en Bogotá, una ciudad con poco más de 8 millones de habitantes, cada persona gasta en sus actividades cinco botellones de 20 litros al día?, con esta cantidad de agua consumida por individuo, se podría calmar la sed de 200 personas en la Guajira. Pero los desperdicios no solo se ven en el agua, también es claro que los residuos que se generan y el gasto de energía en la capital son abrumadores.

Cada día una persona genera dos libras de residuos y en los hogares solo entre el 22 y el 37 % puede ser reciclado, lo que representa un aumento desproporcionado de residuos que supera la capacidad de los rellenos sanitarios. En materia energética, los capitalinos consumen 16.5 % del total de la energía que se produce en el país.

Si todos ahorráramos energía, recibiríamos los siguientes beneficios:

  • Financieros: reducción del costo de la factura mensual para un hogar, lo que significa más ingresos.
  • Económicos: reducción de la presión sobre el sistema interconectado de energía eléctrica y aplazamiento de los planes de expansión y generación de energía para el país.
  • Ambientales: reducción de la emisión de gases de efecto invernadero y alivio a las cuencas hídricas que se destinan principalmente para hidrogeneración.

El ser humano vive en una carrera constante en la que se ha olvidado de la madre Tierra y se ha convertido en un depredador de su propio ambiente, sin pensar en las consecuencias nefastas que esto traerá. Al hacer este simple ejercicio descubrí que sin darme cuenta, hago parte de la irracionalidad que significa vivir sin pensar en que cada una de las decisiones que tomo tiene efectos sobre el planeta.

Sin embargo, me alivió pensar que, teniendo en cuenta la realidad mundial, la Universidad Central lanza la campaña UC verde, cuyo objetivo principal es crear conciencia en la comunidad unicentralista sobre el uso eficiente de los recursos.

UC verde no solamente tiene implicaciones ambientales sobre cómo usar eficientemente el agua, la energía o reciclar de forma adecuada; también hace un llamado al uso eficaz de los recursos económicos, en busca de lograr un efecto directo en la creación de conciencia ambiental y protección del medioambiente.

Y tú ¿has pensado alguna vez cómo impactan tus hábitos en la vida de nuestro planeta?, mide tu huella ecológica aquí y únete a la campaña UC verde.

 
Juan Sebastián Valenzuela Ospina
Coordinación de Comunicaciones
Bogotá D. C., 3 de abril de 2017
Imagenes: Departamento de Comunicación y Publicaciones
Última actualización: 2019-04-01 10:14