El director y guionista español Manuel Gutiérrez Aragón visitó la Universidad Central para conversar con los estudiantes de Cine sobre la relación entre estos dos roles.
Durante una conferencia realizada la semana pasada, en el Auditorio Fundadores del Teatro México, Manuel Gutiérrez se refirió a la tensión que históricamente ha existido entre guionistas y directores, en razón de la naturaleza y relevancia de sus roles.
Para ejemplificarlo, comentó algunos de los retos a los que se enfrentan escritores y directores a la hora de convertir la idea, primero, en una narración escrita que puede aportar un sinnúmero de detalles valiosos al rodaje y, por otro, en una historia visual acorde con la mirada del director.
“El guion siempre tiene que ser bueno y el director le aporta el punto de vista”, señaló el académico Manuel Gutiérrez, luego de exaltar la riqueza que debe caracterizar un libreto, sobre todo cuando se trata de la adaptación de obras literarias.
A partir de su experiencia con El caballero Don Quijote (2002), adaptación de la obra de Miguel de Cervantes, el experto reveló: “su gran éxito como novelista y guionista radicó en los personajes. Ese debe ser uno de los grandes hallazgos del guionista”.
Por su parte, los asistentes tuvieron la oportunidad de conversar con este reconocido cineasta y resolver sus inquietudes sobre cómo se debe asumir el hecho de escribir para sí mismos o para otros, a lo que el respondió con un consejo: “hay que aprender a trabajar en equipo y compartir. Contrastar las ideas las enriquece y depura. Hay que saber explicarse, dirigir y trabajar con otros”.
Entre los reconocimientos recibidos por Gutiérrez a lo largo de su carrera se encuentran:
- Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos al mejor guion por Furtivos (1975), dirigida por José Luis Borau
- Premio David de Donatello de la Academia de Cine de Italia, por Demonios en el jardín (1983)
- Premio Nacional de Cinematografía (2005)
También fue preseleccionado en dos ocasiones para el Óscar a mejor película de habla no inglesa por Habla, mudita (1973) y La mitad del cielo (1983). Y es miembro numerario de la Real Academia de la Lengua Española y de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Este encuentro, que busca contribuir al fortalecimiento los procesos formativos de los estudiantes de la Universidad Central, fue posible gracias a la gestión del Departamento de Cine y Proimágenes.
